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El maltrato animal ha estado presente siempre en la historia del Perú. Sin embargo, se evidencia una mayor incidencia en casos de maltrato canino a partir del 2010, debido a factores como la concientización ambiental y medios de difusión masivos, como las redes sociales, los cuales demuestran esta realidad.

Tomamos como antecedentes las influencias internacionales de campañas de concientización en contra del maltrato y abandono canino. Un claro ejemplo son los videos promocionales en los que se busca sensibilizar al observador ante estas situaciones tan tristes. Estas campañas son organizadas por asociaciones protectoras del bienestar canino, integradas por personas de buena voluntad que sienten que los animales son seres vulnerables, en especial el perro, ya que es dependiente del ser humano. Las asociaciones internacionales están presentes mediante páginas web con contenido informativo muy útil para tener en cuenta y distintos consejos para ayudar a la causa. Estos contenidos han llegado a nuestro país como “moda”, lo que genera una conciencia de protección y cuidado a favor de las mascotas en gran parte de la población.

Campaña emocional contra el abandono de perros. 30 Millions d’Amis Foundation, 2016.

Entre los principales actores de este grave problema se encuentran las personas que no asumen con responsabilidad la crianza de un perro. Por otro lado, las autoridades reguladoras como las Municipalidades, Ministerios y el Gobierno peruano, son quienes deben asumir con seriedad el problema, dado que las consecuencias originan retraso en el desarrollo de nuestro país. La ignorancia y falta de educación son los principales influyentes de este déficit social.

Algunos datos estadísticos revelan que la magnitud del maltrato canino es preocupante. Solo 65 de 192 países del mundo asumen leyes y normas sobre la protección animal. Pese a que Perú es parte de estos 65, existe más de un millón de perros abandonados en Lima. Por consiguiente, consideramos que es una cifra alarmante, dado que en el 2016, CPI realizó una encuesta que señalaba a los perros como la mascota favorita de los limeños, sin embargo, el 57.4% de ellos fueron adquiridos como regalos de camadas inesperadas.

Un claro ejemplo es el caso del serenazgo de la Municipalidad de La Molina, Américo Morgan Chiquillán Rondinel, perteneciente a la unidad canina del municipio. El sujeto lanzó a su mascota desde el cuarto piso de su vivienda a raíz de una fuerte discusión con su pareja. Resulta indignante saber que un miembro del cuerpo de seguridad distrital, que trabaja la mayor parte del tiempo con perros, sea protagonista de tal acto de crueldad. Podríamos sugerir que esta persona necesita de ayuda psicológica para el control de sus conductas, ya que actuó por impulso y sin medir las consecuencias, y lastimó así a un indefenso animal. La única sanción que recibió este individuo fue su despido como miembro de serenazgo, mientras que la mascota afectada resultó con una fractura de cadera. Aquí se evidencia la falta de seriedad con las sanciones hacia el maltrato canino.

Pequitas resultó con una fractura de cadera.

Identificamos tres principales causas, las cuales consideramos como las más importantes. En primer lugar, se encuentra la falta de educación para la crianza de un perro, lo que sugiere conocer al animal desde todos sus ángulos para poder así ejercer una tenencia responsable. En segundo lugar, el desequilibrio emocional de las personas es la causa que influye en gran parte del comportamiento de un perro, ya que sin una buena salud mental las personas son incapaces de manejar de manera adecuada sus sentimientos y emociones y pueden desquitar su cólera o enojo en sus mascotas. Recordemos que el medio de comunicación de los perros es la energía. Por último, la falta de normas o leyes que regulen y sobre todo garanticen el bienestar y protección de los animales es fundamental para que mantengamos un orden como sociedad y este control solo se puede hacer efectivo por parte de las entidades locales responsables.

CAUSAS

1.-Falta de educación

2.-Desequilibrio emocional

3.-Falta de normativa

Finalmente, concluimos que el maltrato canino es un problema social que repercute en la vida diaria, y se manifiesta como indicio de maltrato o abuso familiar. Como sociedad debemos velar por la salud física y mental de todo individuo que la conforme, siendo el perro un miembro importante pero vulnerable, que ejerce un rol importante en el núcleo familiar en la actualidad. Desarrollando un sentido crítico, sensibilidad social y respeto, podemos llegar a ser mejores ciudadanos, por ende mejores personas y esto se verá reflejado en nuestro progreso como país. Es importante señalar también que este problema podría acabar con el instinto natural de una especie, el perro. Luchemos juntos por los derechos de los perros.

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